La imagen de este domingo despertará recuerdos muy tiernos. Aunque hoy día se presuma de los modernos culeros desechables, las toallitas húmedas para limpiar a los bebés, etc., todavía por estos lares se hierven los pañales de tela antiséptica, se lavan con meticulosidad, se ponen al Sol y se planchan en caso que llueva y el cielo se cierre. Después se sujetan con un alfiler de criandera al cuerpo de los pequeños. Puede que sean las mujeres quienes se identifiquen más con esta imagen, pero conozco a muchos hombres-entre ellos mi padre- que pasaron largas horas del día ante una caldereta de agua, para esterilizar pañales sucios-un proceso a veces desquiciante-. Cuando vi esta tendedera me vino a la mente las tantas veces que mis padres tuvieron que cambiarme el culero. Digamos que fui un tin desconsiderado en ese aspecto…
A TRAVÉS DEL TIEMPO
Como hablamos de pañales, bebés… este domingo se me antoja la foto de una calle empedrada. Esta es la calle de la Amargura, ubicada en el Centro Histórico de Trinidad- En esta vía han jugado los niños hasta el cansancio-como sucede todavía en todas las calles de Cuba-. Esas piedras han sentido el galope de los caballos, burros, perros, gatos…; el paso de carros, camiones, autos lujosos, tractores, carretas; la turbulencia cotidiana, pasos apurados, lentos… y hasta los primeros pasos de un niño con su pañal.