Cuando iba en busca de este flash decidí ahorrarme las palabras dulces a la hora de escribir el comentario habitual para la foto. Mejor, los actualizo respecto al estado actual de la obra y ayudo a esclarecer algunas especulaciones dispersas por las redes sociales.
Los datos son ofrecidos por un trabajador vinculado al proyecto. Primero, la construcción del hotel no ha comenzado: hasta ahora se está adelantando trabajo a través del movimiento de tierra-interrumpido por la aparición de piedras muy grandes y pesadas, no por hallazgos arqueológicos ni presencia de cuevas-, y las facilidades temporales: construcción de espacios para oficinas, baños, puestos médicos, garitas, etc.-.
Segundo, el inicio de la ejecución del futuro hotel Pansea Trinidad (financiado por inversionistas franceses de esta cadena) está previsto para este 14 de mayo. Si empiezan o no, ya es otro asunto. La Ermita de la Popa continúa siendo propiedad de la Iglesia. Solo se consolidarán sus muros para un futuro templo a cielo abierto.
Disculpen por la ausencia de belleza en el texto de hoy. Pero, creo, más agradecerán conocer los rumbos por los que anda este edificio tan querido por los trinitarios, testigo fiel de su patrimonio.
A TRAVÉS DEL TIEMPO
Por primera vez hago coincidir dos fotos de un mismo sitio. La ocasión lo merece. Aquí está la Popa, sin muros de concreto ni cercas que la aprisionen. Contemplen la belleza del templo más antiguo de Trinidad, adjunto al entonces hospital de San Juan de Dios. Revivan aquellas tardes en que subieron para disfrutar de la puesta de sol o llegar hasta la Vigía, unos metros más arriba. Esos recuerdos llenan más que la tristeza de ver cómo una armadura de hierro evita hoy su colapso definitivo.