domingo, 16 de septiembre de 2012

Otra estampa trinitaria

Nunca pensé que los jazmines despolvaran tantas memorias la semana anterior. Me sorprendió sobremanera ver cómo brotaron los recuerdos con el aroma embriagador de las flores. Entonces descubrí una nueva imagen de Trinidad: los jazmines.
Hace unos días sucedió algo curioso: tomé la fotografía de este burrito amarrado a otro poste del tendido eléctrico, en espera de su dueño, quien estaba de visita en una de los domicilios cercanos. Cuando llegué a casa, revisé mi pequeño archivo de imágenes antiguas para decidir cuál incluir este domingo a través del tiempo. ¡Vaya coincidencia! Me salta a los ojos este señor con otro burrito, recorriendo las calles de esta villa años atrás. Resolví entonces que además de leyendas, tradición, patrimonio, etc., habría que dedicar un capítulo de la historia trinitaria a los animales que siempre han recorrido las piedras, con cargas sobre sus lomos, de aquí para allá como este burrito, por ejemplo, o los caballos con los quitrines y volantas en siglos pasados... De seguro si estos animales tuvieran el don del habla sus anécdotas serían muy pintorescas, ¿cierto? Imágenes como esta me hacen repetir una verdad que esgrimo orgulloso: Trinidad nunca deja de sorprender, siempre tiene estampas nuevas que ofrecernos.
A TRAVÉS DEL TIEMPO 


10 comentarios:

  1. Tienes razón, Carli. Trinidad nunca deja de sorprender. Ambas imágenes son tiernas y entrañables. Me han hecho recordar esta maravilla escrita por Juan Ramón Jiménez, "Platero y yo" que seguramente conoces. Aquí te dejo un fragmento. Un beso!

    "Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
    Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
    Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
    Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo: —Tien’ asero...
    Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo. (...)"

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    1. Muchas gracias por ese regalo tan lindo, Mayra, por ha ber traido a Platero, una historia que aun conmueve a mi madre a sus 49 años. Hoy mismo los ojos se le empañaron cuando le comenté de tu narración.
      Gracias otra vez, en esta oportunidad quien se sorprende soy yo.
      Un beso

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  2. Trinidad está en todos los espacios, atrapada en el cine como la multipremiada pelicula Lucia, en la música, en la pintura de Benito Ortíz y muchos otros, en la fotografía, la litratura....en el corazón de los trinitarios.... en postales y precisamente existe una postal donde posa por las calles empedradas un burrito y su dueño, que representa algo más que una tradición.
    En la memoria, Carlos Luis, me hiciste recordar a mi abuela Cheché porque el fogón de mi casa era como muchos fogones en la villa, losas bellamente dibujadas, parecidas a los mosaicos, pero con hornillas de carbón que desprendían la ceniza por la parte de abajo y esa luego servía para limpiar los calderos, pero había un señor que era el encargado de llevar el carbón que mi abuela compraba, muy barato el saco, y precisamente lo hacía en un burrito como el que muestras a través del tiempo, algo que inevitablemente emociona poder volver a recordar. Gracias por ese regalo, un abrazo Mayra

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    1. Cuánto me alegro que este borrico haya despertado esos recuerdos, Mayra.
      Nada más cierto, Trinidad es omnipresente. Puede parecer mentira, pero el año anterior estuve unos días en Ciego de Ávila en las vacaciones y cuando visité una tienda de artesanía-no me lo vas a creer- había un cuadro de Trinidad, pintado por un artista avileño!!!!
      De hecho, me hice una foto junto a la obra!¿Cómo iba a imaginar yo que a tantos kilómetros de distancia de mi ciudad, iba a encontar un fresco inspirado en ella?
      Misterios inexplicables que tiene esta villa ubicada al sur de Cuba, ¿verdad?
      Un besote y muchísimas gracias por la permanencia.

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  3. Hector Jesus Betancourt16 de septiembre de 2012, 18:04

    Carli , no sabes cuanto le he hablado a Victor, de estas pintorescas imágenes cotidianas en Trinidad, y todo por un anuncio en el metro de Madrid que era sobre promocionar turismo a Quito y salía un burrito en una loma y una iglesia detrás, pero era tan parecida a nuestra Trinidad, que surgió la conversación sobre estos preciosos y dósiles animales, que prestan tantos servicios al hombre desde tiempos remotos, y en nuestra Villa, desde que esta comenzó su desarrollo en tiempos de la colonia, cargando en sus sacas, piedras, carbon etc. Luego también surgieron los pregoneros cargados con frutas, verduras y con sus voces rompían el silencio de las calles adoquinadas, hoy todavía en nuestros dias, podemos ver estos burritos y sus dueños por nuestras calles, como estos con los que nos haces recordar y nos regalas recuerdos en el post de este Domingo, una vez mas Gracias y un besote desde el otro lado del charco.

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    1. Es que tenemos telepatía, Hecti, nada más que eso!No creo exista una conversación en este planeta que no haga a los trinitarios, o a quienes se sientan como tal, acordarse de esta villa.
      Oye!!!! Fíjate si tenemos telepatía que ya estoy capturabdo a varios pregoneros para el lente y la isla. No te me adelantes!!!!jejejejejeje. Un beso desde este otro lado, donde se te adora. Te quiero.

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  4. Buenos días Carlos, este animal tan tierno, tan gracioso trae cantidad de recuerdos, aqui en España siempre fue un animalito muy apreciado entre las gentes del campo, recuerdo ir subida en el a buscar agua cuando estaba en el campo con los abuelos en verano, le ponian las aguaderas,los cántaros y a por agua,era genial ese trote que cogia.
    Gracias por traer tan buenos recuerdos a la memoria. Feliz semana.

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    1. María, tus comentarios desbordan ternura cada semana. Esas memorias que compartes con nosotros son preciosas, en serio.
      Por eso te digo que siempre nos acompañes cada domingo. Comentarios como los tuyos se agradecen, más cuando no nos conocemos personalmente, pero esta blogosfera haya creado, al menos en mí, esa grata sensación de saber que existen personas que se llegan a estas coordenadas, dispuestas a integrarse a esta familia virtual.
      Gracias, Maria, una vez más.

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  5. Querido Carlitín:
    Hace algunos años mi abuela Concha Sanjuán e Iznaga me contaba que era costumbre traer las mercancias directo del campo a la ciudad, y que a menudo los vendedores tocaban a tu puerta, acompañados de su burrito...
    Lindas fotos, muy típicas de Trinidad. Cuando reflexiono en esta cosas de la idiosincracia siempre me pregunto cómo es posible que un pueblo pequeño, atrapado entre el mar y la montaña, sin grandes posibilidades metropólicas, pueda atesorar un legado tan valioso de tradiciones, leyendas, recuerdos personales y familiares; en fin, todos esos detalles que hacen única y maravillosa a nuestra Trinidad. Pero una valiosa reflexión es, además, cuán importante es preservar esas tradiciones heredadas y transmitirlas. Luchar contra los inconvenientes creados por los malos tiempos y las mentes decrépitas que no ayudan a nuestra ciudad, que pretenden incorporar la modernidad en una villa que es frágil precisamente porque esconde (y muestra) el paso de los años y lo valedero de la historia hecha realidad. Está bien una combinación de modernidad y las cosas alguito más añejas, pero esa combinación debe ser pensada sabiamente, colegiada y consensuada, no impuesta.
    Mil abrazos, el Manue

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  6. cuando veo esta imagen del senor y su burrito ,me viene a la mente ,el recuerdo de mi tio pancho guayabero ,el recorria todos los dia el casco historico ,recojiendo sancocho para los puercos que tenia en su casa en la pastora, gracia ....

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